martes, 24 de agosto de 2010
el amorchhhh y el odio 8F
Un nuevo estudio acaba de demostrar que el amor y el odio activan las mismas zonas en el cerebro.
Científicos británicos descubrieron el mecanismo del cerebro humano que produce que odiemos a alguien.
Y la zona donde se inicia esta poderosa emoción está íntimamente relacionada al área cerebral donde se produce el amor, afirmó la investigación llevada a cabo en la Universidad de Londres.
El estudio -publicado en la revista de la Biblioteca Pública de Ciencia, PLoS One- analizó a varios voluntarios que miraran fotografías de alguien a quien odiaban.
Descubrieron que se activaban una serie de circuitos cerebrales en un área del cerebro que comparte ciertas estructuras asociadas al amor romántico.
Pasión “interesante”
“El odio a menudo es considerado una pasión malvada que debe ser reprimida, controlada y erradicada” explicó el profesor Semir Zeki, del Laboratorio Wellcome de Neurobiología de la Universidad de Londres y quien dirigió el estudio.
“Pero para los neurobiólogos el odio es una pasión tan interesante como el amor“.
“Porque igual que el amor, el odio a menudo parece ser irracional y puede conducir al individuo a conductas heroicas o malvadas. ¿Cómo es posible que dos sentimientos tan opuestos conduzcan al mismo comportamiento?”.
Esa es la pregunta que se planteó el profesor Zeki al iniciar este estudio, que es la continuación de otras investigaciones previas en su laboratorio sobre los mecanismos cerebrales del amor romántico y el amor maternal.
En el nuevo estudio Zeki y su equipo se concentraron específicamente en el odio que siente el ser humano hacia otro individuo.
En la investigación participaron 17 voluntarios, tanto hombres como mujeres, elegidos porque dijeron sentir profundo odio hacia otra persona.
Los científicos llevaron a cabo escáneres cerebrales mientras los participantes miraban tanto la fotografía de la persona odiada, como fotografías de rostros “neutrales” que les eran familiares.
“Cuando miraban el rostro de la persona odiada -señalaron los autores- se produjo actividad en zonas cerebrales que puede ser consideradas el “circuito del odio”.
Este circuito del odio incluye estructuras en la corteza y la subcorteza cerebral y tiene componentes que también se activan cuando se genera una conducta agresiva.
El cerebro funciona traduciendo estas señales de los circuitos cerebrales en acciones, como la planeación de movimientos del cuerpo.
Y el circuito del odio también está ubicado en una parte de la corteza frontal que se cree es muy importante en la predicción de las acciones de los demás.
Quizás, explican los científicos, esto es lo que nos hace actuar cuando nos enfrentamos a una persona odiada.
Odio crítico
Pero lo que más sorprendió a los investigadores fue descubrir que el circuito del odio también produce actividad en dos estructuras de la subcorteza cerebral: el putamen y la ínsula.
Según el profesor Zeki “es muy interesante que el putamen y la ínsula también se activan con el amor romántico“.
“Pero no es tan sorprendente considerando que el putamen también podría estar involucrado en actos agresivos en un contexto romántico, como en situaciones donde un rival presenta una amenaza”.
Los investigadores también descubrieron una diferencia importante en la actividad cortical que producen tanto el odio como el amor.
“Mientras que en el amor grandes partes de la corteza asociadas al juicio y razonamiento se desactivan, con el odio sólo se desactiva una pequeña zona”, explicaron los autores.
Los investigadores creen que esto es sorprendente si consideramos que el odio también es, como el amor, una pasión que nos consume totalmente.
Pero mientras que en el amor romántico el amante pocas veces es crítico o juzga a la persona amada, en el contexto del odio, el que odia utiliza su criterio y es calculador para hacer daño, herir o vengarse de la persona odiada.
Otra diferencia es que el amor romántico está dirigido a una sola persona, pero el odio puede ser experimentado contra varios individuos o grupos, como en el caso del odio racial, político o sexual.
El profesor Zaki y su equipo planean ahora centrar sus investigaciones en estas diferentes variedades del odio.
miércoles, 18 de agosto de 2010
ToRmEnTa EmOcIoNaL 8E
“ Sé que nunca me voy a enamorar”; “ la vida no tiene sentido para mí “; “ seguro que no voy a encontrar otra/o igual”; “ no valgo absolutamente nada”… Estas y muchas otras frases sentenciosas y autodestructivas recorren una y otra vez la mente torturada de una persona enferma de amor, cuyos sentimientos han ido siempre por delante de los de su pareja.
En el amor sano nos sentimos comprendidos y se cubre uno de los grandes segmentos de la vida, que es la afectividad.
Sin embargo en el amor enfermo hay lo que se llama una patología enfermiza que es incapaz de estar bien sin la otra persona al lado. Surge cuando se vive en una duda permanente ante cualquier sospecha o cuando el afectado encuentra dificultad para establecer una relación psicológica agradable y positiva. Todo esto genera un gran enorme sufrimiento.
Una deformación de la percepción equilibrada del amor lleva pues, en determinados casos, a esta situación enfermiza, que puede moverse en un espectro de sentimientos que oscilan entre la dependencia propia de la persona inmadura y la falta de correspondencia característica de los amores platónicos.
Se considera una enfermedad obsesiva, término que viene del latín y que significa verse atrapado o verse forzado por algo que uno no quiere o no puede evitar.
El enamorado se engancha tanto a una persona que no consigue que se le vaya de la cabeza, pierde la concentración, no puede evitar pensar en ella, un estado que se asocia a bajos niveles de SEROTONINA, una sustancia química que ayuda a lidiar con circunstancias estresantes.
El enfermo se sumerge en un estado de desesperanza y ansiedad a la vez, es decir, se mezclan dos series clínicas: por una parte; tristeza, melancolía y por otra inquietud, ansiedad.
La melancolía tiene una nota fundamental, que es la pesadumbre; la ansiedad tiene otra nota, que es la anticipación de lo peor.
La mente es un ordenador que tiene una unidad básica, un procesador de esa información que es la neurona, esta neurona recibe información (INPUT), la procesa, almacena, codifica y organiza.
También tiene un registro de salida que se llama(OUTPUT).
En las personas que se “mueren de amor” hay una deformación de la percepción de la realidad, es decir, los estímulos que llegan son negativos, el almacenamiento es enfermizo y la conducta es repetitiva, obsesiva: “ ¿porqué me ha dejado?, ¿ porqué no está conmigo? “…
te ha pasado?
lunes, 9 de agosto de 2010
Rapto de Melancolía 8D
“ Ni un segundo más sin ti porque es mi muerte.” “ni un solo anochecer sin no tenerte”.
Estas y muchísimas palabras son una constante en la Literatura Universal y pueden llegar a reflejar sentimientos intensos, apasionados, desgarradores.
Sentimientos en definitiva, que en ocasiones llevan al ser humano a la perdida de la razón.
Margarita Gil Roësset es un ejemplo real, tristemente famoso, de un suicidio por amor. Pero hay muchos otros anónimos.
Es cierto que esos desencuentros amorosos, esas situaciones en las que uno no se siente querido, pueden llevar a una persona a la desesperación. Muchas veces el individuo esta tan inmensamente triste que no ve salida a su desamor y en acto impulsivo, muy poco reflexivo, intenta quitarse la vida.
Esta situación, conocida en los países nórdicos como “raptus melancolicus” y descrita como una situación de acaloramiento, es la única salida que encuentra este tipo de personalidades.
Aunque morir por amor de esta manera no es lo habitual, es verdad que se da en casos de personas que sufren un episodio de desesperación muy agudo.
Pero este no es el único modo de acabar con la vida de uno por un amor no correspondido.
Hay sujetos que afrontan de una forma diferente su depresión y fallecen de otra manera.
Sumida en una inmensa desesperación, una persona puede empezar a beber, a consumir sustancias que le ayudan a disminuir su angustia, o vivir momentos de riesgo como por ejemplo individuos con carácter inseguro que se ponen a hacer escalada, para llamar la atención y provocar situaciones en las que pueda pasar algo.
Morir de amor. Morir de pena. Morir de ausencia.
Poco frecuente, si, pero sucede. Sobre todo, como dicen los especialistas, en sujetos muy afectivos que no desean seguir viviendo si no se sienten correspondidos. Pero ¿ en qué época de la vida se puede ser más propenso a cometer una locura por amor?, los expertos coinciden en afirmar que no son precisamente los adolescentes quienes acuden a la consulta de un psiquiatra por este motivo: un chico joven igual que se enamora se desenamora y busca rápidamente “repuesto”; también si le han “dado calabazas”, tiene una increíble capacidad de olvidar y encontrar a alguien con el que volver a ilusionarse.
El abandono se sufre con mayor intensidad en la edad adulta: los amores maduros son más reposados, aunque pueden ser igual de apasionados. Hay una lentitud psicológica en el enamoramiento: se desarrolla más despacio Sucede en parejas muy unidas, para las que a estas alturas la vida y llega más hondo. Por eso si hay una ruptura es mucho más dramática.
Lo que si que hay que recalcar es que muchas personas se dan cuenta de lo que querían a su pareja cuando esta les deja.
Mención aparte merecen los mayores. Entre ellos si se dan casos de morir de pena, cuando la pareja de toda la vida fallece. Es lo que se conoce como “muerte antropológica” y es la que cierra un círculo. Sólo tiene un sentido si están uno al lado del otro.
Cuando uno se va, el que queda ya sabe lo que hay y no tiene ningún interés de seguir adelante. El dolor es tan grande que nada ya merece la pena.
La soledad impuesta si es causa de depresión, y en el caso de las personas mayores que se dejan llevar por su situación si que algunas veces es causa de muerte, el corazón deja de latir literalmente.
Esto no quiere decir que una persona que se encuentre sola porque no le ha llegado el amor tenga que sufrir una patología de este tipo. Los seres humanos recibimos cariño de nuestros padres, hermanos, amigos, mascotas… y este tipo de amor, necesario, es suficiente para vivir con normalidad. Otro caso sería aquellos que están recluidos, como los presos o los enfermos mentales: sufren una soledad tan intensa que les lleva a una depresión.
miércoles, 4 de agosto de 2010
LoCoS De aMoRcHHHHHH 8@
Algunos cruzan continentes, otros son capaces de cambiar sus creencias y existen quienes llegan a quitarse la vida por la persona amada. Como es posible que un sentimiento desate las más increíbles actitudes ; la ciencia tiene algunas explicaciones.
Tanto así que los síntomas considerados tradicionalmente como amorosos pueden llegar a ser los mismos que se observan en algunas patologías psíquicas.
La obvulación o falta de concentración o memoria focal y obsesiva hacía quien se ama son algunos de estos trastornos y corresponden a razones neurológicas y químicas.
Así, por ejemplo, cuando una persona actúa de manera irracional por el ser amado, no es el corazón quien dicta su conducta, si no que, desgraciadamente, es la SEROTONINA (5-HT).
Esta es un neurotransmisor que modula la respuesta sexual y está asociada, además, a la capacidad de concentración. Siguiendo esta pista, un grupo de científicos italianos logró comprobar recientemente que la serotonina , que en cantidades normales actúa como un sedante en el cerebro, disminuye drásticamente en la fase más intensa del enamoramiento, gatillando reacciones agresivas y ansiosas en el enamorado, equivalentes (biológicamente) a las de pacientes que presentan cuadros de trastornos obsesivos-compulsivos.
Las alteraciones en esta sustancia pueden producir desastres en el sistema nervioso central, como por ejemplo, generar una concentración excesiva o la pérdida absoluta de esta en cuestión de segundos.
Cuando la persona enamorada adquiere un color rosado en sus mejillas y siente latir su corazón rápidamente, que lo sume en una sensación de placer es la FENILETILAMINA que está actuando. Esta sustancia también llamada la molécula del amor, tiene una estructura parecida a la de las anfetaminas, provocando un incremento momentáneo de la presión arterial y el nivel de glucosa sanguínea.
El cuerpo humano, así como, el de diversas especies vivas, libera además sustancias imperceptibles al simple olfato, pero que provocan un desencadenamiento del deseo sexual : las FEROMONAS.
Cada ser humano tiene su olor particular, tan personal como las huellas digitales. Las secreciones o fluidos como la sangre, el sudor o la orina contienen FEROMONAS, detectables sólo a nivel inconsciente.
Las FEROMONAS, difundidas a través del aire transportan cierta información que es percibida por el otro y producen reacciones de atracción amorosa y otros comportamientos asociados.
Si bien no tienen olor, producen cambios eléctricos en el ritmo cardiaco y en las ondas cerebrales de quien las percibe.
La DEHYDROEPIANDROSTERONA (DHEA), por su parte, se produce en las glándulas adrenales y es la más poderosa ya que puede transformarse en otras hormonas sexuales, es la precursora de las feromonas , de modo que afecta en como se percibe una pareja potencial y que tanto va a gustar, también incrementa el impulso sexual (más en mujeres que en hombres)
Provee de una reserva de andrógeno ( hormona vitalizante). Así, esta hormona actúa como un afrodisíaco natural en ambos sexos y en diferentes edades. La acumulación de DHEA permite que el deseo sexual, en las mujeres, no termine después de la menopausia .
Toda esta descarga de secreciones hormonales sobre las células comienza a partir de la pubertad. Por esto, es imposible que un niño de 10 años sea capaz de sentirse enamorado.
Dichas hormonas no están suficientemente maduras.
Cuando por ejemplo, los padres cuentan que sus hijos pequeños están enamorados es, simplemente, una atribución social adulta a una sensación que un niño no es capaz de distinguir.
Lo único que la ciencia no ha podido descubrir asta el momento es porqué cierta persona y no otra es la responsable de desencadenar en el organismo toda esta descarga neuroquímica.
y tu alguna vez has estado loco (a) de amorchhhhhhh
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